Desde nuestro alojamiento cerca de los Lagos de Plitvice, bajamos hasta la ciudad de Split rodeando la costa Dálmata y pasando por algunos de los pueblos croatas que a partir de ahora, consideramos como imprescindibles si visitáis la costa del centro de Croacia.
ZADAR
El casco antiguo de Zadar se encuentra al final de una pequeña península y está formado por una antigua colonia romana que posteriormente, tras varios siglos y diversas invasiones, paso a formar parte de la república de Venecia. Todas estas culturas han dejado huella en la historia y arquitectura de Zadar.
Entramos por la puerta Terraferma. Esta puerta es uno de los lugares más emblemáticos de Zadar. Muy bien conservada, está ornamentada con el león alado de San Marcos, típico veneciano. Fue una de las entradas principales de la ciudad cuando esta se encontraba amurallada.
Después de cruzar la puerta, nos dimos un paseo, siguiendo recto por las calles blancas adoquinadas hasta llegar a la gran iglesia de Santo Donato, justo al lado de la Catedral de Santa Anastasia y su imponente torre de estilo veneciano. La Iglesia de Santo Donato, está construida encima del antiguo foro romano, por el que pudimos pasear observando los restos de diferentes columnas y las bases de los edificios mientras degustábamos un riquísimo helado.
Poco a poco, fuimos paseando hacia otra de las atracciones de Zadar, aunque en este caso es una construcción más moderna: El órgano de mar. Por unos pequeños orificios, el agua del mar entra y sale mientras genera pequeñas brisas que se transforman en sonidos, música del mar.
Allí no pudimos evitar darnos un baño y secarnos al sol. Casi tenemos un percance con un barco que generó un oleaje que no nos esperábamos y puso a nadar todas nuestras cosas. Rescatamos todas nuestras chancletas sanas y salvas.
Comimos unos platos típicos (una Plasticada y una “Zara”) en el restaurante Zadar Jadera, en una localización privilegiada, cerca de la preciosa basílica de San Crisógono. Seguimos paseando ya de camino al coche por el centro histórico, pasando por la puerta del mar y su hermosa calle blanca. El final de esta calle lo hicimos descalzos, para sentir un poco más de cerca toda la historia que contenía el suelo que pisábamos. Eso, y que era muy suave! ?
Dejamos atrás Zadar para dirigirnos a nuestro siguiente destino, Sibenik.
SIBENIK
Sibenik se encuentra ubicada en un entorno privilegiado, en la desembocadura del río Krka y rodeada de montañas que dan un único paso al mar adriático. No es de extrañar que los antiguos dalmatinos escogieran este lugar para su asentamiento. Sibenik además, tiene muy cerca el Parque Nacional de Krka, que es similar al de los Lagos de Plitvice pero con la opción de bañarse en algunos sitios (y que por cuestión de tiempo no visitamos).
Nosotros aparcamos cerca de la Catedral de Santiago, declarada patrimonio de la humanidad en 2002. Esta catedral gótico-renacentista cuenta con unas vistas preciosas de la bahía y está situada en el casco antiguo (Stari-grad) de Sibenik. Aunque ha sido restaurada después de la guerra de Yugoslavia, dejaron las puertas originales de la época, llenas de agujeros de bala, para recordar el camino transcurrido hasta los días actuales. Cerca, ascendimos por las escaleras de la Plaza Mayor para tener una perspectiva increíble de la catedral, con el mar y las montañas de fondo, vale la pena subir unas cuantas escaleras!.
Como la mayoría de ciudades y de cascos antiguos de Croacia, vale la pena perderse por las callejuelas del laberinto de piedra blanca que es el casco antiguo, construido sobre una colina y coronado por la fortaleza de San Miguel. El aire, la tranquilidad y el encanto que transmite la ciudad, nos calaron hondo. Nos tomamos un descanso en los pequeños jardines del Monasterio de San Lorenzo. Después de las innumerables escaleras que subimos, apetecía!
En general, si nos preguntan que tendría que hacer un viajero por Sibenik, lo tenemos claro: pasear, descubrir y disfrutar. Es una joya sin multitudes turísticas, hay que aprovecharla.
Como apunte, decir que a los fans de Juego de tronos os puede sonar la ciudad puesto que se han grabado varias escenas por sus calles.
TROGIR
De Sibenik a Trogir se puede ir bordeando por la costa o ir rápidamente por el interior. Como íbamos con prisa, tomamos la ruta corta. Para los que queráis ir con más calma, entre estas dos ciudades, se encuentra el pueblo y la playa de Primosten, ésta última, está considerada como una de las mejores playas de Croacia. Viendo el paraíso que son la mayoría de las playas croatas, nos quedamos con las ganas de ver cuál se considera como “mejor”. La parte buena de la ruta que tomamos es que antes de llegar a la ciudad, tuvimos unas vistas de altura desde la carretera.
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La Stari grad (núcleo antiguo) de Trogir, está situado en una isla, a unos 5 o 6 metros del continente, pero una isla sin embargo. Se puede aparcar en la misma isla pero por el bien de vuestro bolsillo, os recomendamos aparcar en el continente, está muy cerca y hay varios puentes para cruzar a pié en segundos.
La isla tiene poco más de 1 kilómetro cuadrado. Por ella han pasado de griegos a venecianos, pasando por romanos. Todos ellos, han acabado dejando una mezcla increíble de arquitectura en un lugar muy reducido y que se puede visitar en 1:30h aproximada. La visita es obligada, abunda el ambiente costero, hay numerosos restaurantes y mil callecitas para disfrutar de esta isla.
Esta pequeña perla tiene en un extremo el castillo-fortaleza de Kamerlengo, desde dónde vimos un atardecer precioso. Si seguimos bordeando la isla por el paseo marítimo en sentido contrario a las agujas del reloj, nos encontramos con una entrada al centro del casco antiguo justo al lado de la iglesia de San Domenico. Al adentrarnos, encontramos muchos restaurantes con una pinta exquisita, sin embargo, seguimos callejando y hasta llegar a la Catedral de San Lorenzo, fácilemente reconocible por contener el edificio más alto de la pequeña isla (47m). Allí mismo también se encuentra la Plaza de Juan Pablo II, rodeada por algunos de los edificios más emblemáticos de Trogir: la Torre del reloj de la Iglesia de San Salvador o el Palacio Cipiko.
Seguimos paseando por la isla como si estubieramos viajando en el tiempo hasta la época romana hasta llegar a la puerta norte de Trogir, el último vestigio de las murallas que una vez la rodearon.
Dimos un par de vueltas más, sin rumbo, simplemente disfrutando de un lugar maravilloso perdido en el tiempo con rincones de película y de una noche de verano, que cada vez era más agradable.
De allí, nos dirigimos a Split, nuestra siguiente parada en el camino, a media hora de camino (28km) . Ese paseo por la Dalmacia central (Zadar, Sibenik y Trogir) nos había regalado una perspectiva nueva de Croacia y nos había hecho sentir parte de su historia.
DÓNDE DORMIR
Después de nuestro intenso día por el centro de Croacia descubriendo sus bellos pueblos costeros, nos fuimos hacia Split, dónde nos alojamos las dos siguientes noches para poder disfrutar de las islas más cercanas a esta ciudad. Nos alojamos en el apartamento Dalmacia, situado a 30 minutos del centro de Split. Queríamos un apartamento no muy céntrico para poder aparcar el coche sin pagar, ya que para nuestros días por las islas y por Split no era necesario el coche. Este apartamento es muy amplio y cumple con todo lo necesario. Aún así, no nos hubiera importado estar más cerca del centro, por eso os dejo un par de apartamentos que nos parecieron interesantes pero que no estaban disponibles.
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Nuestra organización en nuestro viaje por Croacia:
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